lunes, 8 de noviembre de 2010

Tú, tus labios y tú.

Eran tus labios, finos, los únicos que encajaban con los míos.
Mi saliva solo fluía al saborear la tuya.
Tu ritmo era mi ritmo. Mi ritmo era tu ritmo.
Los latidos de mi corazón, golpes en tu pecho.
Tus pasos en distancias cortas eran agonía para mí.
Clandestino, oscuro, cauto, impúdico. Casi desagradable.
Mi piel erizada al entrar en contacto con tu piel, cumbres ha superar, barreras a derruir.
Tus manos frías en mi espalda. Tus dedos caminando por mi piel. Tus ojos en mis ojos, tu mano en mi cara y mis labios en los tuyos abren paso a la madurez.
Tus ganas con las mías, tu piel con mi piel.
Tu vida en la mía. Tu vida.
Anónimo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario