lunes, 14 de mayo de 2012

Ella. Y, siempre después de Ella, yo.


"Ella, tan libre y a la vez tan encadenada a tantas rimas como ha creado. Ella, que es poesía en movimiento incluso cuando se mantiene inerte esperando a que la beses. Ella que tiene ese cuerpo, repleto de tantas curvas como el océano dibuja a diario. Ella que nunca vuelve, que nunca está, que nunca es. Ella y yo. Yo que nunca fui libre hasta que me encadené a ella. Yo que dejaba de besarla para someterme, cauta y deseosa, a poesía en movimiento. Yo que dediqué mi cuerpo y mi alma a ella. Yo que me dedico. 
Ella y yo. Yo sin ella y ella sin mí, a ciencia cierta. Pero juntas más allá de cualquier lazo material, carnal y nostálgico. Yo que la amo por encima de todas las cosas. Ella que me ama a mi como a tantas otras. Ella y yo. Locas, castigadas y dependientes de cualquiera que nos quiera amar aunque no sepa. 
Ella y yo. Ella y yo. Ella y yo.
Que encontramos en cada signo la manera de decirnos "No te vayas" sin darnos cuenta. Yo que grito, afónica, "No renuncies a las musas". Ella que aparece cuando no la busco, cuando intento olvidarla, cuando me someto, culpable y dudosa, a sus ganas de amar a otras. Ella que llega y me arrasa. Ella que no entiende de edades, ni de nada. Ella que me concede la inocencia para decir esto pensando en otra. Ella, cauta y nostálgica, como yo. Ella, Literatura. Tan grande, tan frenética, tan dolorosa. Yo, tan pequeño, tan calmado sin ella, tan sumamente masoquista. Tan enamorado de ella que a ella convertí en mi don."


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