miércoles, 25 de julio de 2012

Mis piernas colgaban sobre Barcelona, mi corazón colgaba sobre tus manos y el tuyo creo que empezaba a resentirse.


Ando sola entre la gente. Todo lo que puedo hacer es tararear una canción que (no) me recuerda a ti. 
Entro en un restaurante cualquiera. Me siento en la mesa más apartada de todas. Aislada del mundo que dominas sin querer. 
Pido una copa de vino.
Al final de mi copa veo un reflejo blanco, reflejo del blanco mantel sobre el que me sirven el primer plato. Y dibujo. Sin mucho sentido, dos garabatosque me recuerdan a ti. Y percibo la sombra de nuestra Barcelona querida en lo alto de nuestros imaginarios ojos.
En esa ínfima y efímera conexión percibo paz, percibo amor, percibo sueños y calor. Allí donde nuestros ojos solían gritar. Allí, pequeña, nuestro refugio está allí.

Barcelona, 24 de Julio de 2012.


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