viernes, 31 de agosto de 2012

Viaje a Milán

Solo cuatro manos han tocado las páginas de mi diario. Solo dos le son totalmente familiares y hoy, las tuyas, le han dado algo de vida, algo de color, algo de magia. Y tanta magia ha pasado a ser mía. Tuya. Nuestra. 
Mi nombre nunca ha sonado mejor que cuando ha salido de tus labios y más sin tener que recordartelo.
Y un roce de manos me ha hecho perder los nervios y el segundo, como un efecto rebote, recuperarlos. Pero tu sonrisa y tu "nos vemos pronto" me han curado del todo. 
Me has curado, Ana.


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